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La Gloria o Devoto

En Junio de 1966 Juan Carlos Onganía derrocó del poder a Arturo Illia, siendo presidente de facto hasta 1970. Durante ese lapso “La Morsa”, entendió que un acercamiento al fútbol iba a depurarle su imagen devaluada. Es por eso que aceptó la sugerencia de sus asesores, y en Octubre de 1968 recibió en la Casa Rosada al plantel de Estudiantes de La Plata, Campeón del Mundo en Inglaterra.

Pero un año más tarde, cuando el mismo plantel pincha perdió la final frente al Milan de Italia, en cancha de Boca, hizo aplicar el “Edicto de Reuniones Deportivas” y mandó a tres jugadores de ese equipo a la cárcel de Villa Devoto. Ellos eran: Alberto Poletti, Eduardo Manera y Ramón Aguirre Suárez, quienes tras protagonizar incidentes durante el mencionado encuentro, tuvieron que pasar treinta días encerrados.

Durante ese lapso, un integrante de ese equipo, Carlos Salvador Bilardo, iba a visitarlos todos los días. Y fue durante una de esas visitas que al cruzarse con el gran periodista deportivo de la revista El Gráfico, Osvaldo Ardizzone, le espetó: “El año pasado cuando fuimos campeones nos recibió el Presidente de la República en la Casa Rosada, y ahora que perdimos nos mandan a la cárcel. En este país no hay alternativas, es La Gloria o Devoto”.

De esta manera surgió una de las mejores frases futboleras. En un país donde el fútbol es una herramienta cultural muy fuerte y arraigada en la sociedad, y que la mayoría de sus protagonistas, como jugadores, técnicos, dirigentes, árbitros, hinchas y hasta nosotros, los periodistas, entendemos que el exitismo reinante hace que un día-cuando se gana-, te quieren subir a los cielos, pero cuando es derrota, casi sin escalas, prefieren condenarte a la cárcel.